¿En qué consiste?
El metalizado de materiales consiste en rociar la superficie de una pieza previamente granallada y cubrirla mediante un fundido de un metal como el zinc o el zinc-aluminio o mediante un material cerámico con un fin de protección. Se logra adherir el fundido al unirse las partículas mecánicas con la rugosidad del sustrato.
El metal fundido aplicado sobre la superficie de la pieza representa un escudo frente a agresiones del exterior bloqueando de esta manera el proceso del acero expuesto a la atmósfera así como cualquier riesgo de que la oxidación se extienda bajo el recubrimiento aplicado como protector con el proceso del metalizado. La protección se extiendo como mínimo durante 15 años aún en atmósferas muy agresivas ya sea por el contacto con otros materiales o por el propio clima.
El recubrimiento favorece la aplicación y adherencia de un pintado posterior gracias a su porosidad y rugosidad. Asimismo es capaz de modificar las características de la pieza en donde se aplica el metalizado mejorando su capacidad de resistencia a los golpes y a la corrosión.